Seguramente
no es la primera vez que te acuestas fantaseando con un cambio en tu vida
motivado por situaciones como “no me
gusta mi trabajo”, “creo que merezco
algo mejor”, “ya no siento lo mismo”,…
Pero cuando suena de nuevo el despertador, es la misma historia de siempre, una
historia que puede alargarse días, semanas, meses o incluso años.
Ya no
disfrutamos de los pequeños momentos que nos regala la vida porque nos
focalizamos en lo poco que nos gusta lo que nos está sucediendo y en lo mucho
que nos cuesta llegar a cambiarlo. Y así es como acabas viviendo como Bill
Murray en el “Día de la marmota”.
¿Cuándo vas a empezar el cambio? ¿Cuándo
vas a romper la rutina?, en definitiva ¿cuándo vas a salir de tu “zona de confort”?
Cada vez que
posponemos ese cambio, a dónde queremos llegar o quién queremos ser, estamos
retrasando la oportunidad de disfrutar y ser feliz.
www.jaimeburque.com |
Y es que ante la motivación del cambio nos encontramos con su gran contrincante “el miedo”.
Tenemos
miedo, incluso a veces tenemos miedo a tener miedo. Pues bien, el miedo es nuestro aliado; Es una
reacción de nuestro organismo ante un estímulo detectado como peligroso, por
ende, nos genera ansiedad y malestar.
En esta
ocasión ese posible peligro es el cambio en sí mismo, si nos dejamos llevar por
él seguiremos en nuestra zona de confort,
si decidimos arriesgarnos a sentir miedo y traspasar esa barrera habremos dado
el primer paso para conseguir nuestro objetivo.
Una vez
hemos iniciado el cambio nos asaltaran cientos de dudas y aparecerá el temor al fracaso. En este punto,
deberíamos saber, que el fracaso forma
parte de todo proceso y que si en algo hemos fracasado es una buena
noticia, quiere decir que estamos haciendo algo diferente a lo que estábamos
acostumbrados.
Ahora solo
queda seguir intentándolo.
¡Ya estás
más cerca de tu objetivo!
Blanca Casares